domingo, 5 de mayo de 2013

Micromundo



Tengo un amigo al cual le he escuchado hablar de una cosa que él denominaba “micromundo”. Dice que la gente se concentra alrededor de una idea, un trabajo o una situación, se quedan encerrados dentro de sus propias barreras y no quieren o no pueden abrirse más allá de sus propios límites.


Pues querido colega, yo quiero hablarte un poco de nuestro gran problema europeo, el micromundo del proteccionismo, del que todos, en mayor o menor medida, somos víctimas.

Vivimos obsesionados y preocupados en exceso por comer tres veces al día, por tener, no uno, sino dos móviles, por si el primero falla y eso que vivimos en ciudades donde en cada calle hay media docena de tiendas donde se vende telefonía o repuestos de los mismos. Un mundo donde el que no tiene varias tarjetas de crédito es un "pobrecito" porque... Ay el día de mañana si le pasa algo!!


Señores, de verdad que se puede vivir con mucho menos y de verdad que no hay que preocuparse por cosas que no han ocurrido y puede que ni ocurran (esto ya lo tenía claro antes, pero ahora lo reafirmo a pies juntillas). Que si alguien no te coge el teléfono, seguramente ni haya tenido un accidente con el coche ni se habrá muerto. Que a los niños no los raptan en el cole y tampoco se pierden en la urbe. Que la probabilidad que te entren a robar en casa es pequeñísima para la cantidad de vueltas que le das a la llave de tu puerta blindada.


Llevar el orden del día según te levantas para qué te sirve, para saber en todo momento qué vas hacer en el transcurso del día, para llevar un control de qué hacen los tuyos y qué vas a hacer tú. Y cuándo acaba el día ¿Qué?, ¿Satisfecho porque  habéis cumplido todos vuestros planes? Permitidme que os diga que os tendrían que dar dos medallas, una por tontos y otra por si la perdéis. 
Y aquí quiero decir que también tengo mi merecida medalla porque he padecido el famoso mal del siglo XXI que llamamos “ESTRÉS”. Porque el día que lo más mínimo falla, nos derrumbamos, nos entristecemos y decimos que estamos estresados. 


Un mes me ha bastado para darme cuenta que he sido muy gilipollas en multitud de ocasiones, que le he dado importancia a cosas que no la tenían y que al final todo tiene solución menos si te meten en una caja de pino, que ahí ya date por jodido.



Después de esta parrafada algunos pensaréis que ya se me ha ido la olla, pero que va. A día de hoy no me arrepiento de haber venido hasta aquí, aún trabajando todos los días y jornadas rumanas de 12 horas. Estoy aprendiendo muchísimo en lo profesional pero en lo personal, si cabe, más aún.

Pegarte dos o tres veces por semana en las aduanas con gente que no sabe hacer nada, que sólo saben pedir y poner impedimentos para sacarte la pasta es acojonante. Tener que explicarle lo que necesitas a alguien que no sabe ni de lo que estás hablando, mantener conversaciones en inglés cuando mi nivel es medio (del que se pone es España en los curriculum, que es una mierda) y que al final te salgan las cosas, es una satisfacción indescriptible y más si cabe, cuando nadie te lo va a agradecer.

El saber estar en situaciones complicadísimas con guardias militares, en situaciones de protocolo que no sabes cómo actuar porque ni por asomo es como en Europa, el vivir tan cerca de un régimen político que no es el habitual y salir airoso ante situaciones que muchos os echaríais a llorar u os mearíais encima, es un aprendizaje personal que no tiene precio, abres mucho más tu mente y te das cuenta que has salido de los límites de tantos micromundos que traías contigo.

El exceso de proteccionismo es lo que nos crea el estrés, tampoco es vivir el momento porque sería el otro extremo que es igual de perjudicial. Levantaros todos los días y enfrentaros a los contratiempos de una forma calmada y si no os sale la jugaba tal cual pensábais, pasar al siguiente punto, no por tener situaciones perfectas todos los días os va ir mejor, las cosas cambian en el momento menos pensado y si no sois fríos o no sabéis dar el capotazo al problema, os generará uno mayor del que os costará mucho salir.

Yo tengo claro el OBJETIVO de mi aventura, el de mi vida no lo quiero tener nunca. ¿Tenéis vosotros claro el vuestro?




2 comentarios:

  1. Que razon tienes Indio. Me alegro que estes sacandole jugo a la aventura que emprendistes, so pirao. Porque hay q estar un poco loco para irse donde tu has ido, aprende todo y mas y recuerda: irse a un macdonalds a por una ensalada es como irse de putas por un abrazo! YOI.

    ResponderEliminar
  2. Madre mía, Indi. Lo tuyo es grave, si tienes profundidad en esa cabeza y que bien lo ocultas. Sobre tu reflexión, en cierto modo tienes razón, no te la doy al 100% porque cada uno se desenvuelve en un mundo y tiene que adaptarse a él. Tienes razón en que le damos importancia a cosas que en el fondo no lo son tanto, sobretodo si lo miras desde un punto de vista tan "radical" como el tuyo. Radical en el sentido de la comparación entre lo que es EU y África. Las diferencias abismales que hay entre estos dos mundos nos hacen ver las cosas de otra manera, pero para abrir los ojos y verlas y sentirlas de verdad, hay que reunir el suficiente valor y hacer lo que tú has hecho. Ouro

    ResponderEliminar