viernes, 5 de abril de 2013

Primeras 24 Horas

Empiezo mi cuaderno de Bitácora tumbado en la cama de la habitación del hotel, son las 1.43 A.M. y siento que el corazón se me sale del pecho. Cualquier cosa que os podáis imaginar es posible aquí. No he visto mucho porque he llegado casi de madrugada, con la luz del día lo veré todo más claro, o no...

Hace un calor sofocante, muy agobiante. Nada más aterrizar ya te das cuenta que estás fuera de tu mundo cotidiano, acabas de llegar a África.

El aeropuerto es una odisea, sin apenas bajarte del avión, te revisan el pasaporte, un sólo agente para los más de 150 pasajeros. A continuación, todos a pasar por la máquina de rayos X (por si alguien tiene la genial idea de meter droga dentro de su cuerpo). Analizando después la situación, me encantaría conocer al vendedor que le encasquetó esa máquina a la aduana porque en Europa está prohibida.

Después pasamos el control de la guardia nacional, donde me hacen una foto, me fotocopian el pasaporte y el visado y me toman las huellas dactilares de los dos dedos índices.

Ahora toca las maletas......, todas a pasar por el scanner y después hay que abrirlas y las registran a mano!!! Ésto es de locos!!!!

El hotel es crazy, pero crazy, el famoso troncoso es un cinco estrellas superior comparado con esto. La luz de la habitación y del espejo no funcionan, que me apañaré con la de la mesita....no hay repuestos. La cama al menos es cómoda y tardo poco en coger el sueño acrecentado porque son las dos de la mañana y vengo cansado del viaje.

Ya he pasado mis primeras 24 horas aquí, el período de adaptación no creo que vaya a ser malo, la gente por lo general es muy amable, pero hay de todo.

Me sorprende la burocracia que lleva todo aquí, todo lo aprendido o vivido en España no sirve de nada. Creo que la filosofía a tomar es: empezar desde cero y con la percepción de un ignorante, dónde 2 + 2 no son 4.















1 comentario:

  1. Indi, si yo tengo que pasar todo lo del aeropuerto y aún por encima tengo esas vistas en el hotel, cojo las maletas y me vuelvo por donde vine... Porque no me daría seguridad ni tranquilidad. Ouro

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